El seis de diciembre se cumplieron 29 años de la aprobación, en referéndum, de la Constitución Española. Se llenarán las bocas de los políticos de palabrería, nos hablarán de la modélica transición española, nos darán la lata con la democracia y las libertades… pero nos hurtarán, como en otras muchas cosas, la memoria.
Pero algunos nos acordamos de los tramposos de entonces, algunos hoy en activo y loados en los fastos de la conmemoración.
Nos acordamos de que las Cortes que aprobaron la Constitución no eran unas Cortes Constituyentes, sino que fueron las cortes elegidas por la legislación franquista.
Nos acordamos de que los padres de la Constitución eran siete y que, de ellos, cinco eran claramente de derechas (cuatro franquistas más o menos reconvertidos) y, de los otros dos, uno del PSOE y uno del PCE.
Nos acordamos de que no hubo debate previo (ni, por supuesto, consulta popular) sobre qué tipo de régimen político se quería: monarquía o república. Se jugó en el referéndum a o lo tragas todo o no hay nada.
Nos acordamos de que Juan Carlos I no juró la Constitución, pero sí juró las leyes Fundamentales del régimen franquista.
Nos acordamos de que se pusieron en marcha los pactos de la Moncloa, que rompieron con la memoria histórica del pueblo español y no rompieron con el franquismo.
Estos días es conveniente recuperar esta otra memoria: la del fraude, la de la mentira, la de la charlatanería política, la de un régimen ilegítimo, injusto e impostor.
José del Río. Afiliado del SOV de A Coruña.