En los últimos tiempos hemos visto como los guardianes del orden democrático establecido han cerrado filas alrededor de la monarquía y de la familia real. Impulsados no se sabe bien por qué fervor proborbónico, han iniciado una ofensiva en toda regla contra todos aquellos que osen lo que ellos consideran injuriar al rey y sus allegados. Así, hemos visto el secuestro de la revista El Jueves por caricaturizar al heredero y su consorte, el también secuestro de una revista vasca por caricaturizar al rey tras matar un oso indefenso y la detención y procesamiento de un joven catalán por quemar un retrato de los monarcas.
A los libertarios no nos sorprenden estos hechos. Sabemos que las leyes están para proteger a los poderosos y su orden y, por lo tanto, que su catálogo de libertades formales siempre está limitado, en su ejercicio, por una barrera que alzan o reducen según su interés coyuntural. Así, la libertad de expresión está siempre limitada, la libertad de huelga no es absoluta, el derecho de representación política está regulado y sometido a posibles ilegalizaciones, etc. Sabemos también que siempre habrá mamporreros entre los llamados progresistas dispuestos a colaborar con el poder económico con tal de recoger migajas de la mesa de los ricos y a justificar la represión de aquellos que lo único que hacen es manifestar su opinión. Y sabemos también, ¡cómo no!, que los opresores no dudarán en deshacerse de los mamporreros si sus privilegios estuviesen en realidad en peligro, substituyéndolos por el fascismo en caso necesario.
Visto lo que hay, he decidido hacer una lista de las cosas que no se pueden decir como guía para aquellos incautos que aún creen vivir en un país libre y para ayudar a los compañeros más imprudentes a que no cometan deslices que den con sus huesos en el trullo. La relación incompleta es la que sigue:

  • -No se puede decir que el rey cazó un oso borracho en Chequia, aunque fuera verdad.
  • -No se puede decir ni representar en caricatura a los príncipes follando, aunque por la colaboración al crecimiento demográfico del país de la familia Borbón parezca que sí lo hacen.
  • -No se puede decir que el príncipe no trabaja, aunque no lo haga. Tampoco se puede ironizar con la desmesura de su vivienda ni poner en sus labios frases como "Cómo mola ser joven" comparándolo con la falta de vivienda de la juventud española.
  • -No se puede dudar del corazón republicano de la princesa, aunque goce de los privilegios de su matrimonio con el príncipe. No se puede hablar de los regalos al rey de los empresarios, como Bribones y similares, ni criticar su amistad con personas relacionadas directamente con escándalos financieros.
  • -No se pueden hacer chistes del estilo "-Ayer vi a la infanta" "-¿A cuál, a la guapa o a la otra?", aunque sean graciosos.
  • – No se puede dudar de los estudios del príncipe, aunque hayan sido tipo tres en uno.
  • – No se deben quemar fotos de los reyes, sobre todo si están patas arriba, aunque sólo se quiera manifestar oposición a la monarquía. Tampoco es conveniente pegar los sellos en las cartas al revés ni pagar el pan echando a rodar las monedas por el mostrador diciendo "Ahí va el rey en bicicleta". Y así se podría seguir.
  • Nosotros, para los que el bien más preciado es la libertad debemos tener muy claro que creernos sus libertades es un error y que no debemos confundir la utilización de los medios que la legislación permite con la aceptación o legitimación de esos mismos medios. Eso nos llevaría, a algunos los está ya llevando, a aceptar el sistema y a ponerse en la cola de los mamporreros.
    José Pedro del Río Lombao, afiliado al SOV de la CGT de A Coruña

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