En los últimos tiempos hemos visto como los guardianes del orden democrático establecido han cerrado filas alrededor de la monarquía y de la familia real. Impulsados no se sabe bien por qué fervor proborbónico, han iniciado una ofensiva en toda regla contra todos aquellos que osen lo que ellos consideran injuriar al rey y sus allegados. Así, hemos visto el secuestro de la revista El Jueves por caricaturizar al heredero y su consorte, el también secuestro de una revista vasca por caricaturizar al rey tras matar un oso indefenso y la detención y procesamiento de un joven catalán por quemar un retrato de los monarcas.
A los libertarios no nos sorprenden estos hechos. Sabemos que las leyes están para proteger a los poderosos y su orden y, por lo tanto, que su catálogo de libertades formales siempre está limitado, en su ejercicio, por una barrera que alzan o reducen según su interés coyuntural. Así, la libertad de expresión está siempre limitada, la libertad de huelga no es absoluta, el derecho de representación política está regulado y sometido a posibles ilegalizaciones, etc. Sabemos también que siempre habrá mamporreros entre los llamados progresistas dispuestos a colaborar con el poder económico con tal de recoger migajas de la mesa de los ricos y a justificar la represión de aquellos que lo único que hacen es manifestar su opinión. Y sabemos también, ¡cómo no!, que los opresores no dudarán en deshacerse de los mamporreros si sus privilegios estuviesen en realidad en peligro, substituyéndolos por el fascismo en caso necesario.
Visto lo que hay, he decidido hacer una lista de las cosas que no se pueden decir como guía para aquellos incautos que aún creen vivir en un país libre y para ayudar a los compañeros más imprudentes a que no cometan deslices que den con sus huesos en el trullo. La relación incompleta es la que sigue:
Nosotros, para los que el bien más preciado es la libertad debemos tener muy claro que creernos sus libertades es un error y que no debemos confundir la utilización de los medios que la legislación permite con la aceptación o legitimación de esos mismos medios. Eso nos llevaría, a algunos los está ya llevando, a aceptar el sistema y a ponerse en la cola de los mamporreros.
José Pedro del Río Lombao, afiliado al SOV de la CGT de A Coruña